Ser insumisos es una actitud provocadora.
Pero no la insumisión del inmaduro
que se espanta con la disciplina necesaria
en cualquier proceso de la vida.
Ser insumisos es tener la mente clara,
la voluntad educada, una fuerte disciplina personal
y sobre todo, el espíritu sensible.
Por eso, la insumisión
no es precisamente la virtud de los inmaduros.
Es quizás la virtud más difícil de vivir.
Porque el insumiso
Debe saber distinguir
entre no someterse al que quiere dominar... Pero,
también, debe saber ser humilde
y reconocer cuando puede aprender y
cuando además debe callar.
El insumiso no tiene problemas con la figura de autoridad.
Mas bien, sabe hablar con autoridad,
esto es, entiende la autoridad en el
sentido profundo de la palabra.
El insumiso es profundamente espiritual.
Busca trascender y en esa búsqueda
es donde radica la experiencia mas profunda de la libertad.
Y como ama la libertad, y además es sensible,
entonces no puede permitir que sean otros
los que le fabriquen sus ideas y le
impongan sus sentimientos.
El insumiso sueña, con los pies en la tierra.
El insumiso, puede construir un mundo diferente, pero aquí mismo.
En esta tierra.
Puede enamorarse y puede ser revolucionario,
puede entusiasmarse con un buen platillo dominguero
y puede filosofar, puede ser critico
pero a la vez humilde, puede escribir su doctrina,
y leer con esmero lo que otros
han aportado a la posteridad.
El insumiso en realidad si tiene su Patria.
Tiene identidad,
Pero respeta las otras patrias y las otras identidades.
Puede ser una mujer argentina, o puede ser un mexicano,
puede ser de Chile o Español, de Irak o Mozambique...
El insumiso es el que rompe los paradigmas y las inercias,
Pero la diferencia entre el frustrado-rencoroso y el insumiso
es que el frustrado vive con rencor a l otro
y el insumiso simplemente pretende hablarse de tú a tú,
con el alma llena de amor y a la vez,
de rebelión ante una realidad que él no pidió ni pretender seguir
manteniendo.
Insumisos, gracias a Dios hay muchos.
Atte
Tenamaxtli Mercado |